OBSTRUCCIÓN
DE LA VÍA LAGRIMAL
La mayoría de las lágrimas provienen de las glándulas lagrimales, situadas encima de cada ojo. Las lágrimas fluyen hacia la superficie del ojo para lubricarlo y protegerlo, y drenan a través de unos pequeños orificios en las esquinas de los párpados superiores e inferiores.
Un bebé puede nacer con una obstrucción del conducto lagrimal (una obstrucción congénita). Se estima que casi el 20% de los recién nacidos tienen una obstrucción del conducto lacrimal, pero la condición generalmente se resuelve por sí sola durante el primer año de vida. En los adultos, la obstrucción del conducto lagrimal puede ser el resultado de una infección en los ojos, una inflamación, una lesión o un tumor.
¿Cuáles son los síntomas que puedes presentar?
El grado de lagrimeo y la incomodidad que sufre el paciente dependerá de la cantidad de lágrima que produzca y la causa de la obstrucción, que puede ser completa o parcial.
Es posible que se manifieste un lagrimeo excesivo u ojos llorosos, secreción de mucosidad o pus (legañas), ojo rojo, infección, enrojecimiento y/ o dolor en el lagrimal, alrededor del ojo o en la nariz, inflamaciones o infecciones recurrentes (conjuntivitis), infección de los tejidos alrededor de los párpados, y, en algunas ocasiones, hasta visión borrosa.
En el caso de que exista una obstrucción baja de la vía lagrimal, en el saco lagrimal o en el conducto nasolagrimal, una de las técnicas quirúrgicas de elección más frecuente es la dacriocistorrinostomía. Es una cirugía invasiva que se realiza con anestesia general, dura entre 40 a 1 hora y no es preciso el ingreso hospitalario.
La dacriocistorrinostomía consiste, básicamente, en crear una nueva vía de drenaje de las lágrimas a través de la nariz, permitiendo que éstas se evacúen de nuevo con normalidad y creando una nueva conexión entre el saco lagrimal y la nariz.
Existen algunos factores causantes del bloqueo del lagrimal que no pueden ser controlados, pero es importante actuar rápidamente con la ayuda de tu especialista en oftalmología si se produce una inflamación o infección en los ojos y prevenir sus posibles consecuencias.